El equipo del Palacio de Hacienda entiende que el traslado de los títulos del Banco Central al Tesoro elimina una vía de emisión, pero requiere que el Ejecutivo profundice el superávit de sus cuentas para cubrir esos pasivos. Cuál es el costo y cuáles son las proyecciones para lo que viene.
Algunos especialistas económicos y referentes del sector privado insisten en que la estrategia oficial para migrar los pases a la Secretaría de Finanzas genera mayor incertidumbre sobre el esfuerzo que requerirá para el Tesoro -según estimaciones privadas, el costo fiscal anual del stock de pases ronda el 1,7% del PBI- y en la necesidad de que la actividad económica se reactive de manera de que los ingresos tributarios contribuyan a impulsar el resultado fiscal.
Una de las principales inquietudes detrás de esta premisa está en la recaudación de junio, que subió 221,2% en la medición interanual, pero quedó por debajo de la inflación acumulada. Según datos del Instituto de Análisis Fiscal (IARAF), la baja real de los ingresos al fisco llegó a 14% en junio y el semestre terminó con una reducción de 7% real en la comparación contra los precios.
“El dato de recaudación tributaria no conformó. Junto a la reacción que desataron los últimos anuncios económicos, los activos domésticos continúan condicionados dado que los inversores prefieren en el actual contexto una postura más defensiva a la espera de mayor claridad respecto a la hoja de ruta económica frente a los desafíos del segundo semestre”, analizó el economista Gustavo Ber.
“No sólo el plan de ‘emisión cero’ -a través de un nuevo esquema monetario– acentuará aún más la presión sobre el superávit fiscal, ancla central y cada vez más crítica bajo la actual estrategia, sino que también extender los principales lineamientos de la política cambiaria genera inquietudes sobre la dinámica de las reservas”, completó. A modo de ejemplo y tal como explicó TN, el Banco Central acotó en las últimas semanas su ritmo de compras y este martes solo pudo quedarse con US$2 millones.
Preocupación por la recuperación de la actividad
En esta línea, distintos empresarios comenzaron a mostrar su malestar por la demora en la salida de la recesión. “Desde la perspectiva productiva, que son las que nosotros normalmente manejamos, te diría que la preocupación es cuál va a ser el crecimiento que se da en la economía real, el desafío está en la real economía”, explicó Alejandro Díaz, CEO de Amcham, en diálogo con CNN Radio.
“Estamos en un piso de caída que oscila -es heterogéneo- entre un 20 y un 30% depende del sector. Hay que animar la economía y ayudar a reactivarla. Se ha venido normalizando en gran medida el stock de deuda de los importadores. Hoy no hay problemas con los proveedores, pero la industria quiere y necesita una reactivación”, dijo el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja, este martes a la salida de un encuentro con algunos de los funcionarios del equipo económico.
Lo cierto es que la recuperación de la economía no encuentra aún motores claros en el horizonte cercano y suma mayores dudas para el último tramo del año. “La inversión difícilmente despegue fuerte en el corto plazo, aún con la reciente aprobación de la Ley Bases (RIGI incluido), sobre todo porque entendemos que la incertidumbre respecto a la política cambiaria todavía impulsará la decisión de ‘wait and see’ de las empresas que piensen hundir capital”, sostuvieron en la consultora LCG.
“La recuperación del salario real podrá traccionar algo de consumo en lo inmediato, pero será en el margen. Además, hay que esperar nuevas correcciones de precios relativos, postergadas para conseguir una desinflación más acelerada en estos meses, con impacto nuevamente sobre los ingresos reales”, cerraron.