Ryan Ayala vivía en Claypole y tenía 24 años. Viajó en febrero a Mar del Plata para trabajar durante el verano. Dos semanas después, ocurrió la tragedia. Sus padres piden investigar a los responsables.

Ryan Ayala, de 24 años, fue despedido de su trabajo en una empresa de insumos sanitarios y con la plata de la indemnización se compró una moto para trabajar en una aplicación de viajes. El 6 de febrero, viajó a Mar del Plata y se quedó en la casa de sus tíos a pasar el verano. Dos semanas después, mientras circulaba en ese vehículo, una placa se desprendió de un edificio en construcción, lo golpeó en el cuello y lo mató.
Era la medianoche del 20 de febrero cuando Diego Ayala, el papá del joven, terminó de trabajar en su pizzería de Claypole, partido de Almirante Brown. Desde esa mañana no tenía novedades de su hijo, con quien había hablado cerca de las 11 para preguntarle si conocía algún flete para un amigo. «Le dije que no tenía idea, después no hablamos más», contó sobre la última conversación que tuvieron.
A la noche intentó contactarlo para preguntarle cómo había estado su día. “Le mandé mensajes tipo 22.00 y era raro que no respondiera“, detalló a TN.
Luego de no tener respuestas, habló con su cuñado, que alojaba al chico. Después varios intentos, lo atendió. «Perdóname, yo lo tenía que cuidar», se disculpó por teléfono, y sin más detalles le contó la trágica noticia: “Ryan tuvo un accidente y falleció”.
“No lo podíamos creer. Salimos para Mar del Plata y no sé ni cómo llegamos. Fuimos con la idea de que estaba internado, que no había muerto, tratábamos de pensar en eso”, relató, y continuó: “Me llamó mi cuñado después de tres horas y me dijo que mi hijo estaba en la morgue. Llegamos allá y nos enteramos de todo”.
La noche anterior, alrededor de las 20.10, el joven salió del gimnasio y “se levantó un viento muy fuerte” cuando volvía a la casa de su tío. Mientras circulaba por avenida De los Trabajadores y Cayetano Rodríguez, en la zona de Punta Mogotes, una placa de madera se desprendió de una obra en construcción, lo golpeó en el cuello y lo mató.
Ayala, que se había comprado la motocicleta Honda GLH a principios de febrero, no tuvo tiempo a reaccionar. El fenólico -un material de madera utilizado en la construcción y carpintería- cayó justo donde estaba él: “No le dio tiempo a nada”.
Ryan tenía pensado volver para Claypole entre el 14 y 15 de marzo. Mientras pasaba el verano con su familia, se había anotado en el gimnasio con uno de sus primos. Pero ese día, su pariente no había ido. “Es creer o reventar, podrían haber sido dos víctimas”, dijo su padre.
En medio del dolor, sigue la investigación por la trágica muerte de su hijo
Diego y esposa, María del Rosa Oviedo, empezaron con los trámites para determinar las responsabilidades en la muerte. Allí se enteraron de que el edificio en construcción estaba abandonado hace dos años.
Al principio estuvieron representados por abogados que “estuvieron un mes y no respondían los mensajes”. Luego, se enteraron de que esos letrados “tenían negocios inmobiliarios” en Mar del Plata y podrían llegar a estar involucrados en la obra que provocó la tragedia.
Decidieron apartarlos del caso y, a su vez, buscaron a otro abogado, que quedó a cargo de la investigación el lunes y recién esta semana tendrá acceso al expediente.